No te establezcas en una forma,
adáptala y construye la tuya propia.
Y déjala crecer.
Bruce Lee
Los hombres y mujeres que se dedican al mundo del deporte necesitan conocer su cuerpo, tener nociones básicas de anatomía y fisiología muscular. Precisan tener presente sus capacidades y limitaciones y deben saber controlar los movimientos necesarios para la ejecución de su especialidad. Requieren lograr la optimización de su sistema osteomuscular y conseguir el mayor rendimiento, minimizando al máximo la necesidad de forzar en exceso su organismo, pues esto les puede llevar a la fatiga y a las lesiones.
Una actitud más preventiva que curativa es vital en el ejercicio del deporte, debiendo centrarnos en detectar posibles causas de anomalías estructurales o funcionales, encauzarlas desde su aparición temprana, evitando que sean el origen de diversas patologías que, además, se verían aumentadas por el sobreesfuerzo que supone una actividad deportiva.
La definición de entrenamiento deportivo que nos aportan R. Arnold. y L. D. Mozo., nos lo definen como “un proceso pedagógico que se concreta en la organización del ejercicio físico, que varía en cantidad e intensidad, produciendo una carga creciente, que por una parte estimula los procesos fisiológicos de sobrecompensación y por otra, mejora las capacidades físicas, tácticas y psíquicas del atleta, a fin de exaltarlo y consolidar su rendimiento”.
El entrenamiento deportivo, es un proceso a largo plazo, en el que el deportista debe recorrer diversos aspectos de su disciplina, que van desde la preparación física, a la mental, emocional o nutricional, entre otros, para alcanzar el máximo rendimiento y la optimización de todo su cuerpo.
La odontoposturología se basa en el estudio de los diferentes captores sensoriales y sensitivos que intervienen en la regulación de la postura, donde el sistema estomatognático tiene un papel evidente, permitiéndonos acercarnos a la aplicación de estas técnicas diagnósticas y terapéuticas
El estudio postural se debe realizar siempre en estática y en dinámica, pues inevitablemente para ejecutar un ejercicio, debemos pasar de una posición estática, que prepara la dinámica, a una serie de movimientos que coordinados producen la ejecución de un determinado deporte. El estudio de todas aquellas posiciones que generan un gesto o la puesta en escena de una actividad deportiva, se convierte en un aliado para conseguir un elaborado plan de mejoras y de objetivos alcanzables.
Cada disciplina deportiva requiere unas determinadas condiciones físicas que pueden ir desde la fuerza mecánica, a la precisión, a la velocidad, a la amplitud de movimientos, a la rapidez, a la coordinación extrema, a la resistencia física o a la flexibilidad. En general, cada deporte tiene un arquetipo, y todos tienen en común la necesidad de una determinada actitud mental, una preparación psicológica que les permita una adecuada concentración, una idónea alimentación, una correcta hidratación, una necesaria coordinación de la respiración y una correcta relación entre los maxilares, que facilita la posición de la cabeza en el eje corporal adecuado.
Los deportistas que se dedican a correr suelen ser delgados, fibrosos, con piernas potentes, mientras que los que se dedican a levantar pesas son altamente musculados, con brazos potentes y más altos, con una masa muscular importante. Aunque sabemos que determinadas constituciones son más adecuadas para algunos deportes, también es cierto que mediante el entrenamiento y con dietas especiales, podemos llegar a obtener objetivos concretos con nuestros cuerpos, consiguiendo adaptaciones físicas y metabólicas que nos acerquen más a los perfiles adecuados de cada deporte.
Debemos conocer los problemas derivados de ciertos deportes, en los que desarrollamos más un lado del cuerpo que otro, como ocurre en muchas disciplinas como el tenis, el padell o el squash, donde dependiendo de si somos diestros o zurdos, desarrollamos más el lado derecho o izquierdo de nuestro cuerpo. Este inconveniente, inevitablemente tendremos que compensarlo realizando un entrenamiento específico para desarrollar el lado menos operativo, evitando asimetrías importantes del cuerpo. Tenemos que potenciar y optimizar aquellas otras que puedan sufrir por la actividad desarrollada.
La odontoposturología nos aporta los estudios y aparatos que ayudan a valorar los captores posturales que regulan y modulan la postura durante el deporte. Nos permite observar si existe alguna disfunción en cualquiera de ellos que deba ser valorada o normalizada. Podemos apreciar si alguno de los captores posturales domina más que otro y que sistema propioceptivo o nociceptivo puede estar activándose.
Los diferentes captores, ya sean podálicos o cefálicos, pueden ser evaluados en situaciones habituales, durante los entrenamientos, después de los ejercicios, en los descansos, cuando aparezcan disfunciones. También podemos observar en los estudios posturales de frente, de espalda y de lado, si el cuerpo está centrado o por el contrario se desvía a algún lado, si el centro de gravedad lo notamos desplazado, etc.
Con las plataformas estabilométricas podemos recrear matemáticamente que desplazamientos presenta el centro de gravedad en las diferentes posiciones, tanto en estática como en dinámica. Por otro lado, nos permite hacer seguimientos posturales objetivables en los distintos deportistas.
Una valoración global es necesaria para prevenir las lesiones. El tratamiento será a base de modificar o regular el captor que está en desregulación mediante plantillas, oclusión dentaria, ajustes en la ATM, ejercicios visuales o lentes de contacto, tratamiento de fisioterapia con técnicas de estiramientos, tratamiento osteopático, cadenas musculares, etc.
De esta manera, el sistema nervioso central será capaz de integrar la nueva información y dar una respuesta adecuada para que mejore el tono muscular global, de modo que el paciente quede equilibrado en su conjunto.
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